Sea bendito tu manantial,Y alégrate con la mujer de tu juventud, Como cierva amada y graciosa gacela.Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, Y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, Y abrazarás el seno de la extraña? (Pro 5:18-20)
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